Desde
tiempos inmemoriales los pueblos han luchado por mejores condiciones de vida
para los habitantes. También quienes se han empeñado en acumular riquezas
negándoles a sus conciudadanos una existencia digna. Las desigualdades creadas
han generado dolorosos partos a veces sangrientos, ejemplo de ello la
Revolución Francesa, Comuna de París,
Revolución rusa, revolución cubana, para citar unos pocos ejemplos.
Desde
Owen y Fourier, falansterios y comuneros de Rochdale que dieron origen al
cooperativismo. Desde los movimientos sociales en el siglo XVlll que parieron
el Manifiesto del Partido Comunista (1848). Desde los primeros destellos de una
doctrina social de la iglesia (encíclica
Rerum Novarum 1871) como reacción a ese
manifiesto. Desde las experiencias de
socialismo en tierras europeas y asiáticas en el siglo XX. La lucha de los pueblo por construir
sociedades inclusivas se pierde en el tiempo y Costa Rica no está exenta con
sus periodos de lucha y reforma social. Nuevos
problemas y desafíos han surgidos desconocidos para esos pioneros de la
justicia social en los siglos pasados,
los cuales nos toca enfrentar hoy.
Un
Proyecto país: gente viviendo con
dignidad:
( http://www.facebook.com/groups/foro.accion.unitaria/
) es un esfuerzo que toma en cuenta en la medida de las posibilidades todos estos elementos.
Sus fundamentos ideológicos los podemos resumir así:
Principio
de Solidaridad
La palabra solidaridad proviene del sustantivo latín soliditas, que expresa la realidad
homogénea de algo físicamente entero, unido, compacto, cuyas partes integrantes
son de igual naturaleza. En este sentido, todo el cuerpo social, es decir, la
sociedad que la forman todos los habitantes de Costa Rica está conformada por
personas de igual naturaleza, seres humanos con necesidades, aspiraciones,
sueños y deseos. Es decir, todos y todas las otras y otros son legítimos otros
y otras frente a cada quien.
En la teología cristiana, que es la que mayormente compartimos los y las
costarricenses, adoptó el término solidaritas,
aplicado a la comunidad de todos los seres humanos, iguales todos por ser
hijos de Dios, y vinculados estrechamente en sociedad. Se desprende de esta
acepción que, el concepto de solidaridad,
para la teología cristiana, está estrechamente vinculado con el de fraternidad
de todos los seres humanos; una fraternidad que les impulsa buscar el bien de
todas las personas, por el hecho mismo de que todos son iguales en dignidad debido a la filiación
divina, como hijos e hijas de Dios.
En el Derecho, se habla de que alguien es solidario, sólo entendiendo a éste dentro de “un conjunto
jurídicamente homogéneo de personas que integran un todo unitario, en el
que resultan iguales las partes desde el punto de vista de la consideración
civil o penal”. Para el Derecho, la solidaridad
implica una relación de responsabilidad compartida, de obligación
conjunta. En este sentido, la conformación y acción del Estado es
obligatoriamente solidaria.
En la Doctrina Social de la iglesia católica, se entiende por
solidaridad, la homogeneidad
e igualdad radicales de todos los hombres y mujeres, de todos los
pueblos, en todos los tiempos y espacios; seres humanos y pueblos, que
constituyen una unidad total o familiar, que no admite en su nivel genérico
diferencias sobrevenidas antinaturales, y que obliga moral y gravemente
a todos y cada uno a la práctica de una cohesión social, firme, creadora de
convivencia. Cohesión que será de servicio mutuo, tanto en sentido
activo como en sentido pasivo. Podemos entender a la solidaridad como sinónimo de igualdad, fraternidad, ayuda
mutua; y tenerla por muy cercana a los conceptos de responsabilidad,
generosidad, desprendimiento, cooperación, participación y que revela un
interés universal por el bien del prójimo.
El Buen Vivir
Es el núcleo filosófico del pensamiento y actuación individual y
colectiva de los pueblos indígenas de América Latina, implica una relación
indisoluble e interdependiente entre el universo, la naturaleza y la humanidad,
donde se configura una base ética y moral favorable a la conservación del medio
ambiente, el desarrollo humano con equidad y de la sociedad, donde se
manifiestan y se hacen necesarias la armonía, el respeto y la solidaridad.
La cosmovisión es el conjunto de opiniones y creencias que
conforman la imagen o visión del mundo que tiene una persona, pueblo
o cultura, a partir del cual interpreta su vida su entorno, y de todo lo existente. Una
cosmovisión define nociones comunes que se
aplican a todos los campos de la vida, desde la política, la economía o la ciencia, la religión, los valores éticos y morales
o la filosofía.
El
concepto del Buen Vivir implica por lo tanto, un crecimiento de la calidad de
vida de la persona pero en directa vinculación con la naturaleza, una búsqueda
del equilibrio entre ser humano - naturaleza, busca el bien común y el
desarrollo humano sustentable, fortaleciendo la cultura y sus identidades.
El
crecimiento en la calidad de vida se debe lograr a partir de un sistema
económico coherente con el cuido de la naturaleza sin alterar el equilibrio
natural de la Madre Tierra.
La
Ecología Política
Se basa en la aspiración de cada vez más gente de vivir de
una manera distinta que no repose tan solo sobre la acumulación, lo ficticio,
las deudas y sobre el clamor ciudadano por un reparto más equitativo de la
riqueza y un justo intercambio entre los pueblos.
Esta propuesta alternativa, no está
inscrita en ningún dogma ni breviario, aunque está ligada a las más nobles
tradiciones humanistas, en particular a la oposición radical al racismo, al
antisemitismo, al sexismo y a toda forma de ostracismo y dominación. Este
proyecto se construirá paso a paso, a partir de los deseos y necesidades de
todos y todas, del interés colectivo de los pueblos y de todas las naciones, de
la protección de los bienes comunes, de la expansión de los servicios públicos,
del reparto de los recursos y del respeto a los equilibrios existentes entre
todos los seres vivos. Está fundado sobre los valores de la justicia social y
la solidaridad global, en la austeridad y la consciencia de los limites, en los
derechos humanos y el dialogo democrático.
Orientará toda actividad humana hacia la reducción paulatina de la huella ecológica, buscando nuevas formas de consumo, producción, transporte, trabajo, intercambio, innovación y una nueva manera de habitar las ciudades y los territorios en la construcción de una nueva sociedad. Controlará rigurosamente los mecanismos de mercado y su prolongación financiera. Estimulará la investigación científica y la creatividad industrial de acuerdo a una perspectiva compatible con las necesidades y los límites de la biosfera.
Este nuevo proyecto de sociedad requerirá una nueva regulación económica y social. Se trata de repensar la organización social según el principio de durabilidad, integrando a la vez el imperativo ecológico y la justicia social: durabilidad de los recursos naturales, durabilidad de la diversidad cultural, de los sistemas económicos del mañana, de los contratos sociales y de los modos de vida. Dicho de otra manera, se trata de realizar reformas incompatibles con la hegemonía productivista y consumista que precipita el desgaste ecológico y social a golpe de desregulación, crecimiento del poder financiero, la comercialización y la uniformización.
Hay caminos recorridos y vueltos a recorrer y hay caminos por construir. Vamos a construir caminos y a dejar
en ellos nuestra propia huella.
Jf
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