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lunes, 4 de febrero de 2013

Caminante…si hay camino.


Desde tiempos inmemoriales los pueblos han luchado por mejores condiciones de vida para los habitantes. También quienes se han empeñado en acumular riquezas negándoles a sus conciudadanos una existencia digna. Las desigualdades creadas han generado dolorosos partos a veces sangrientos, ejemplo de ello la Revolución Francesa,  Comuna de París, Revolución rusa, revolución cubana, para citar unos pocos ejemplos.

Desde Owen y Fourier, falansterios y comuneros de Rochdale que dieron origen al cooperativismo. Desde los movimientos sociales en el siglo XVlll que parieron el Manifiesto del Partido Comunista (1848). Desde los primeros destellos de una doctrina social de la iglesia  (encíclica Rerum Novarum  1871) como reacción a ese manifiesto. Desde  las experiencias de socialismo en tierras europeas y asiáticas en el siglo XX.  La lucha de los pueblo por construir sociedades inclusivas se pierde en el tiempo y Costa Rica no está exenta con sus periodos de lucha y reforma social.  Nuevos problemas y desafíos han surgidos desconocidos para esos pioneros de la justicia social en  los siglos pasados, los cuales  nos toca enfrentar hoy.

Un Proyecto país: gente viviendo con  dignidad:                                                                                                                       ( http://www.facebook.com/groups/foro.accion.unitaria/ ) es un esfuerzo que toma en cuenta en la medida  de las posibilidades todos estos elementos. Sus fundamentos ideológicos los podemos resumir así:

Principio de Solidaridad
La palabra solidaridad proviene del sustantivo latín soliditas, que expresa la realidad homogénea de algo físicamente entero, unido, compacto, cuyas partes integrantes son de igual naturaleza. En este sentido, todo el cuerpo social, es decir, la sociedad que la forman todos los habitantes de Costa Rica está conformada por personas de igual naturaleza, seres humanos con necesidades, aspiraciones, sueños y deseos. Es decir, todos y todas las otras y otros son legítimos otros y otras frente a cada quien.

En la teología cristiana, que es la que mayormente compartimos los y las costarricenses, adoptó el término solidaritas, aplicado a la comunidad de todos los seres humanos, iguales todos por ser hijos de Dios, y vinculados estrechamente en sociedad. Se desprende de esta acepción que, el concepto de solidaridad, para la teología cristiana, está estrechamente vinculado con el de fraternidad de todos los seres humanos; una fraternidad que les impulsa buscar el bien de todas las personas, por el hecho mismo de que todos son iguales en dignidad debido a la filiación divina, como hijos e hijas de Dios.

En el Derecho, se habla de que alguien es solidario, sólo entendiendo a éste dentro de “un conjunto jurídicamente homogéneo de personas que integran un todo unitario, en el que resultan iguales las partes desde el punto de vista de la consideración civil o penal”. Para el Derecho, la solidaridad implica una relación de responsabilidad compartida, de obligación conjunta. En este sentido, la conformación y acción del Estado es obligatoriamente solidaria.

En la Doctrina Social de la  iglesia católica, se entiende por solidaridad, la homogeneidad e igualdad radicales de todos los hombres y mujeres, de todos los pueblos, en todos los tiempos y espacios; seres humanos y pueblos, que constituyen una unidad total o familiar, que no admite en su nivel genérico diferencias sobrevenidas antinaturales, y que obliga moral y gravemente a todos y cada uno a la práctica de una cohesión social, firme, creadora de convivencia. Cohesión que será de servicio mutuo, tanto en sentido activo como en sentido pasivo. Podemos entender a la solidaridad como sinónimo de igualdad, fraternidad, ayuda mutua; y tenerla por muy cercana a los conceptos de responsabilidad, generosidad, desprendimiento, cooperación, participación y que revela un interés universal por el bien del prójimo.

El Buen Vivir

Es el núcleo filosófico del pensamiento y actuación individual y colectiva de los pueblos indígenas de América Latina, implica una relación indisoluble e interdependiente entre el universo, la naturaleza y la humanidad, donde se configura una base ética y moral favorable a la conservación del medio ambiente, el desarrollo humano con equidad y de la sociedad, donde se manifiestan y se hacen necesarias la armonía, el respeto y la solidaridad.

La cosmovisión es el conjunto de opiniones y creencias que conforman la imagen o visión del mundo que tiene una persona, pueblo o cultura, a partir del cual interpreta su vida su entorno, y de todo lo existente. Una cosmovisión define nociones comunes que se aplican a todos los campos de la vida, desde la política, la economía o la ciencia, la religión, los valores éticos y morales o la filosofía.

El concepto del Buen Vivir implica por lo tanto, un crecimiento de la calidad de vida de la persona pero en directa vinculación con la naturaleza, una búsqueda del equilibrio entre ser humano - naturaleza, busca el bien común y el desarrollo humano sustentable, fortaleciendo la cultura y sus identidades.

El crecimiento en la calidad de vida se debe lograr a partir de un sistema económico coherente con el cuido de la naturaleza sin alterar el equilibrio natural de la Madre Tierra.

La Ecología Política

Se basa en la aspiración de cada vez más gente de vivir de una manera distinta que no repose tan solo sobre la acumulación, lo ficticio, las deudas y sobre el clamor ciudadano por un reparto más equitativo de la riqueza y un justo intercambio entre los pueblos.

Esta propuesta alternativa, no está inscrita en ningún dogma ni breviario, aunque está ligada a las más nobles tradiciones humanistas, en particular a la oposición radical al racismo, al antisemitismo, al sexismo y a toda forma de ostracismo y dominación. Este proyecto se construirá paso a paso, a partir de los deseos y necesidades de todos y todas, del interés colectivo de los pueblos y de todas las naciones, de la protección de los bienes comunes, de la expansión de los servicios públicos, del reparto de los recursos y del respeto a los equilibrios existentes entre todos los seres vivos. Está fundado sobre los valores de la justicia social y la solidaridad global, en la austeridad y la consciencia de los limites, en los derechos humanos y el dialogo democrático.

Orientará toda actividad humana hacia la reducción paulatina de la huella ecológica, buscando nuevas formas de consumo, producción, transporte, trabajo, intercambio, innovación y una nueva manera de habitar las ciudades y los territorios en la construcción de una nueva sociedad. Controlará rigurosamente los mecanismos de mercado y su prolongación financiera. Estimulará la investigación científica y la creatividad industrial de acuerdo a una perspectiva compatible con las necesidades y los límites de la biosfera.

Este nuevo proyecto de sociedad requerirá una nueva regulación económica y social. Se trata de repensar la organización social según el principio de durabilidad, integrando a la vez el imperativo ecológico y la justicia social: durabilidad de los recursos naturales, durabilidad de la diversidad cultural, de los sistemas económicos del mañana, de los contratos sociales y de los modos de vida. Dicho de otra manera, se trata de realizar reformas incompatibles con la hegemonía productivista y consumista que precipita el desgaste ecológico y social a golpe de desregulación, crecimiento del poder financiero, la comercialización y la uniformización.

Hay caminos recorridos y vueltos a recorrer y hay caminos por  construir. Vamos a construir caminos y a dejar en ellos  nuestra propia  huella.


Jf


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