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lunes, 12 de octubre de 2020

No permitamos que se sigan robando nuestro oro.

 

No permitamos que se sigan robando nuestro oro.

  
Lingotes de oro. Archivo

En aquellos días aciagos posteriores a la guerra civil de 1948, uno de los problemas  que aquejaban a nuestro país era el pésimo servicio que prestaba la compañía extranjera que  tenía a cargo el servicio eléctrico: la “Electric bond and share”. La queja popular frecuente era por los llamados “cincos de achiote”, comparación que hacía la gente de la poca iluminación de los bombillos.

El Partido Comunista de Costa Rica (Vanguardia  Popular), puesto fuera de ley por la llamada Junta Fundadora de la ll República a través del párrafo segundo del artículo 98 de  la constitución política de 1949, desde la clandestinidad, bajo la cobertura de las Juntas Progresistas, desarrollaba gran agitación en las comunidades por este problema.

El gobierno presidido por don Pepe Figueres no atinaba a otra cosa que buscar otra compañía en el extranjero que ocupara el lugar de la Electric Bond and Share para proporcionar un mejor servicio. Fue el Ing. Jorge Manuel  Dengo quien sugirió a Don Pepe: “¿Y por qué no construimos nuestra propia planta eléctrica y creamos nuestra propia compañía eléctrica?”

Hago este preámbulo a propósito de lo que nos ha venido sucediendo con ese recurso tan valioso e irenovable como es el oro. En tiempos ya remotos trajeron a don Minor Keith a explotar nuestro oro de Abangares y más recientemente a la minera Infinito Gold para explotar, en pésimas condiciones para el país, el oro de Crucitas.

Para no redundar, seguramente todos sabemos lo que pasó con don Minor Keith, que terminó además  apropiándose de 30000 hectáreas de las feraces tierras de la provincia de Limón a cambio de construir un ferrocarril. A la minera Canadiense hubo que echarla  por el pésimo negocio que había hecho con ella el gobierno de Oscar Arias.

El modelo neoliberal que vienen implantando en Costa Rica desde principios de los ochentas, ha demonizado todo emprendimiento empresarial por parte del Estado Costarricense y han convencido a mucha gente de que el Estado es ineficiente por naturaleza y no así la empresa privada, lo cual es desmentido con el ejemplo de nuestra empresa insignia con que inicié este artículo, el ICE, la cual nos ha llevado a ser ejemplo en el mundo en cuanto a electrificación y telecomunicaciones.

Estamos informados de como el oro se lo llevan para el extranjero sin control avivatos que no pagan su valor real a los coligalleros y sin pagar impuestos al Estado.

He venido insistiendo por diversos medios, desde hace tiempo,  que Costa Rica, como Estado costarricense , debe hacerse cargo de explotar para beneficio de todos los costarricense ese recurso tan valioso que es el oro. Debe crear una empresa estatal que extraiga y comercialice el oro de Crucitas y el Banco Central debe comprar el oro no solo a los coligalleros de Abangares, sino también a los de Osa, pagándoles un justo precio. El oro a los coligalleros lo pagaríamos con las reservas en dólares que tiene el Banco Central por más de 8000 millones de dólares y sustituiríamos esos  dólares devaluados por oro que sube de precio todos los días.

Varios amigos me han indicado que con un gobierno y  una Asamblea neoliberales como tenemos hoy en día, es materialmente imposible que una idea como esta fructifique. Yo sé que tienen razón,  pero en todo caso la propuesta está ahí, cuando vengan tiempos mejores y logremos un gobierno al menos medianamente progresista y patriota.

Hoy día, cuando ya nadie quiere emprender algo, construir, soñar y solamente nos limitamos a traer empresas extranjeras para que se hagan cargo de la industria, el comercio, la agricultura, evoquemos por un momento a Don Jorge Manuel Dengo y a don Pepe, el primero por proponer la idea y el segundo como visionario que la acogió entusiasta para hacer realidad una empresa tan grandiosa como lo es el ICE.

(*) Prof. Juan Félix Montero Aguilar,  Educador pensionado.

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